La Iglesia Católica tiene un nuevo líder. El cardenal estadounidense Robert Francis Prevost fue elegido este jueves 8 de mayo de 2025 como el Sumo Pontífice, adoptando el nombre de León XIV. Su elección, resultado del cónclave de 133 cardenales, marca un momento histórico para la Iglesia.

La fumata blanca, señal inequívoca de la elección papal, emergió a las 18:07 hora local de la chimenea de la Capilla Sixtina, desatando la alegría y la expectación en la Plaza de San Pedro. Minutos después, las campanas de la Basílica de San Pedro comenzaron a repicar, congregando a miles de fieles que aguardaban ansiosamente el anuncio.

El cardenal protodiácono, el francés Dominique Mamberti, finalmente se asomó al balcón para pronunciar la tradicional fórmula en latín: «Nuntio vobis gaudium magnum: Habemus papam» (Les anuncio con gran alegría: tenemos papa).

La multitud estalló en júbilo cuando el nuevo obispo de Roma, Robert Francis Prevost, de 69 años y originario de Chicago, apareció para ofrecer su primer mensaje al mundo. En un gesto significativo, el recién nombrado León XIV se dirigió a los presentes en español, generando una cálida acogida entre los fieles de habla hispana y demostrando una apertura hacia la diversidad lingüística de la Iglesia.

Prevost se convierte así en el pontífice número 267 en la línea sucesoria de San Pedro, reafirmando la continuidad de una tradición bimilenaria. Su elección se produjo tras un cónclave que inició en la tarde del 7 de mayo, donde los cardenales electores deliberaron hasta alcanzar la mayoría de dos tercios necesaria, que en este caso requería un mínimo de 89 votos de los 133 cardenales participantes.

La rapidez de la elección de León XIV contrasta con otros cónclaves recientes. El Papa Francisco fue elegido en la quinta votación en 2013, Benedicto XVI en la cuarta en 2005, y Juan Pablo II en la octava en 1978. Las elecciones papales más largas del último siglo fueron las de Pío XI en 1922 (catorce escrutinios) y Juan XXIII en 1958 (once escrutinios).

La elección de Robert Francis Prevost como León XIV abre un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica, generando expectativas sobre su liderazgo y la dirección que tomará el pontificado en los años venideros.